Hace 5 años, la Universidad de Navarra (Pamplona, España) publicó un estudio sobre los miedos y esperanzas de los niños para el futuro, y me pareció un gran disparador para pensar cómo es el miedo en los niños, cómo asimilan la realidad y cómo a veces no dimensionamos que las cosas que decimos les generan una gran ansiedad. Así que la entrega de hoy trata precisamente de cómo viven el miedo los niños cómo es para ellos y cómo podemos ayudarles a no tenerlos.
3 características de los niños que favorecen el miedo
Para entender mejor cómo piensan los pequeños, nos ayudaremos de la explicación de Piaget. Él clasifica el desarrollo de las personas en varios “periodos” y según su descripción, el miedo en los niños es mucho más propenso a generarse en el periodo de preprimaria (3-5 años)por algunas características que mencionaré a continuación:
3 características de los niños que favorecen el miedo
Para entender mejor cómo piensan los pequeños, nos ayudaremos de la explicación de Piaget. Él clasifica el desarrollo de las personas en varios “periodos” y según su descripción, el miedo en los niños es mucho más propenso a generarse en el periodo de preprimaria (3-5 años)por algunas características que mencionaré a continuación:
- Pensamiento concreto: cuando tú le dices a un pequeño “se va a caer el cielo” no esperes que entienda que va a llover muy fuerte, él o ella entenderán (porque así está configurada su cabecita a esta edad) que LITERALMENTE el cielo está por caerles encima. ¡Qué estrés!
- Representaciones internas: lo que el niño “crea” en su cabeza, lo hace a partir de la base que tiene en sus vivencias, sus experiencias, su conocimiento del mundo. Así que si utilizas algún concepto complejo, una analogía o un doble sentido, difícilmente podrá incorporarlo en su repertorio conocido, logrando confundirse… y la confusión genera ansiedad.
- Egocentrismo: una característica muy particular de los niños pequeños es esta tendencia a pensar que ellos son el centro de las cosas. Todas las cosas, buenas y malas. De este modo, cuando tú le cuentas algo a un pequeño, espera que inmediatamente piense en cómo aplica eso a su vida, y cómo lo afectará.
En resumen: tu niño de preescolar es crédulo, piensa que todo le puede pasar a él o a los que lo rodean y no a tenido experiencias suficientes para ponderar la gravedad y el peligro de una situación respecto a otra.
Entonces, ¿qué hay que cuidar para no generar miedos?
Calma, no tienes que irte como pisando cristales para hablar con tus hijos, o con los niños con los que interactúas, sólo es cuestión de considerar las 3 cosas que te dije arriba, con formas muy concretas de actuar hacia fuera:
1. No heredes miedos
Estoy hablando del lenguaje verbal y no verbal: no es lo mismo decirle a un niño “vete con tu tía pero no la sueltes de la mano, acuérdate que vimos en la tele que se están robando niños” que pedirle que se cuide y que le de la mano a su tía… sin más historias. La preocupación por tu hij@ estará presente siempre y si, lo que le dices no es falso, pero no tienes por qué darle tantísima información, ¿sabes por qué? Porque ese viaje con su tía será un suplicio viéndole cara de roba-niños a todo ser humano que se cruza en su camino.
2. Habla literalmente
O cuando no lo estés haciendo, hazlo saber. Cuando un niño se queda muy callado ante algo que le acabas de decir, es porque, seguramente, no te entendió nada y está asimilando lo que le habrás querido decir. Dile “ahora sí parece que va a llover muy fuerte, ¿ves esas nubes?” en vez de decirle que el cielo se le va a venir encima. Un tema en el que se da mucho esto es en la muerte: queremos suavizar tanto las cosas que no logramos ser claros y le decimos a los niños: tu tío ya se durmió y no va a despertar. ¿sabes la angustia que genera eso? Tuve un niño que tenía miedo de dormir porque no sabía en cuál de esos sueños ya no despertaba más. Sé concreto, sé literal con tus niños pequeños.
3. Involucra al niño en lo que dices
Recuerda el egocentrismo de los niños. Cuando le digas algo o escuches que se entera de algo que lo estresa mucho, recuérdale su realidad actual y cómo puede evitar que esas cosas feas le pasen. Un niño tenía mucho miedo porque creía que podía morirse en un huracán (claro, acababa de ver una película donde pasaba precisamente eso) y cuando analizamos que en el DF no puede haber ni tornados ni huracanes por simple geografía, pudo descansar después de mucho tiempo. Recuérdale a tu hijo o al niño con el que convives que no todas las cosas que pasan pueden pasarle a él o ella.
Está claro que educar otro ser humano es una realidad muy compleja, porque cargas con tus propios miedos y los heredas, sin querer (o queriendo, para que se cuiden de lo que te da miedo) a una generación con realidades muy distintas a la tuya, no olvides situarte en el aquí y ahora de esos niños, y frenar tus propios miedos. Ten confianza, sé y sabes que a pesar de la complejidad, puedes hacerlo muy bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario