Educa tu miedo
Filosofaba hace unos días con mi amiga Ale sobre si ser “fatalistas” (ya sabes, acercarte a un barandal flojo y pensar “si se rompe, me caigo y me muero”) es algo natural al ser humano, se aprende o es una enfermedad. Y creo que es un poco de todo:
- La enfermedad es cuando el miedo llega a paralizarte, cuando sufres una fobia o una ansiedad muy fuerte y necesitas un medicamento que te ayude a reducirla.
- Se aprende porque muchas veces hemos sido “cómplices” de alguien en su miedo, asumiéndolo como propio (ya hablamos de esto hace dos boletines)
- Pero el que más me interesa es cómo nos es natural ser fatalistas. Y después de lo que hemos dicho sobre el miedo como un mecanismo de supervivencia de la especie, creo que si, estamos programados para imaginarnos lo peor que podría pasar, lo que pone en peligro nuestra vida, nuestra salud o nuestra integridad.
Creo que somos fatalistas para entender los peligros y evitarlos. Pero también creo que a veces se nos pasa la mano. Es un hecho que la mayoría de las cosas a las que les tenemos miedo, no pasan. Son sólo proyecciones de lo que podría pasar, pero el riesgo es asumirlos como si ya estuvieran pasando, porque todo se nos sale de control.
Educa el miedo de tus hijos
Te parecerá obvio lo que te voy a decir pero se nos olvida con frecuencia que los niños se convertirán en adultos en algún momento y que tienen en potencia la misma capacidad de generar y de extinguir miedos que nosotros los adultos. Lo que cambia es que en la parte de arriba tú eres quien tiene que generar tus propias herramientas para sentirte seguro y para los niños necesitas ser tú quien les construya esa seguridad.
Montse me preguntaba dos cosas que muchas otras mamás me han preguntado en mis 6 años como orientadora y me tomaré la libertad de parafrasear aquí:
1. Los miedos reales
Lo comentaba en Facebook: es muy sencillo tratar los miedos “no reales”, es fácil decirle a tu hijo que los fantasmas no existen, que la cara deforme y sangrienta que vio no era una persona sino su primo con una máscara de Halloween… es simple, es irracional y la mente lo desecha cuando encuentra motivos suficientes para dudar de su autenticidad.
El reto para educar como papás es tratar los miedos “reales” ¿sabes de qué hablo? Hablo de terremotos, de huracanes, del calentamiento global, de la muerte inminente del abuelo agonizante, del cáncer del tío Pepe… esos miedos que son tan reales que no importando la edad que tengamos nos generan una angustia muy alta.
Cuando sabes que las cosas son reales, que efectivamente pueden convivir con la muerte, los desastres naturales o la enfermedad, tienes que hacer 3 cosas (casualmente muy parecidas a las que te recomendé arriba para ti):
Primero, no des nunca información que ellos no hayan pedido. ¡Te lo pido con el corazón! Si están viendo un programa en la tele y surge una noticia desagradable pero te das cuenta que tu pequeño no dijo nada, no saques el tema. Dar información de más a los niños es fuente de mucha angustia. Responde sólo lo que tenga una duda como base, si no, por favor mantente en silencio.
Segundo: dales elementos concretos que ellos conozcan como una manera de saber si el peligro es real o latente. Uno de los pequeños con los que trabajo le tenía mucho miedo a los rayos porque pensaba que le iba a caer encima, y una vez, estando en una tormenta conmigo, le pedí que contara cuanto tardaba en sonar el trueno y que esa era la cantidad de kilómetros que había entre él y el rayo. Se dedicó a contarlos, al principio aún asustado pero terminó diciendo “están muy lejos, ¿verdad?” y poco a poco dejó de tenerles pavor.
Los niños le tienen miedo a lo que no pueden controlar, si les das un poco de control diciéndoles cosas concretas en las que tienen que fijarse para medir el peligro, tendrán mucha más sensación de que todo va bien y que no hay nada de que preocuparse… por lo pronto.
Hablamos de los miedos en los niños, ¿te acuerdas como suelen ser egocéntricos? Creen que todo lo que puede pasar, como posibilidad, les va a pasar a ellos. Sólo basta un detalle para que sus cabecitas lo tomen como algo 100% amenazante. Por eso es importante que les des un referente de “estás a salvo”.
Punto 3: dótalos de seguridad
No utilices absolutos, ni asegures cosas, sé muy claro en que eso que da miedo es una posibilidad, pero no es la única. No sabes si "Si, si podría pasar lo que le pasó a Jaime pero…” “si, el abuelo está muy enfermo pero…”
Ese “pero” es la segunda parte en la que les das seguridad. Los “peros” son las armas racionales que les das para dejar de preocuparse excesivamente. Son las opciones que, desde su trinchera, tiene tu pequeño para hacerle frente a la tragedia, así la segunda parte de la frase respectivamente sería: “pero tú puedes tomar las pastillas de vitamina C que te doy en la mañana y taparte muy bien para que no te de bronquitis” “pero puedes escribirle una carta para despedirte de él y yo se la entrego”
2. Los argumentos “terroristas”
A muchas personas de la generación que hoy son papás, los educaron diciéndoles los argumentos más fatalistas de la historia: “si no ves los dos lados de la calle, te atropellan y te mueres” “si no me das la mano, te roban y nunca más me vuelves a ver”… pero ¿qué necesidad? A eso le llamo yo “argumentos terroristas”
Entiendo, los papás tienen miedo de que te atropellen y te roben, pero esos son tus miedos, no tienes por qué transmitírselos a él. Conozco gente adulta que todavía a los 30 se siente un poco insegura al cruzar una avenid grande. No hay necesidad de usar terrorismo ¿qué pasaría si le dices lo mismo, pero sin el final mortal?
No quiero que me entiendas mal, no estoy diciendo que todo es rosa y eso que te da miedo no les puede pasar… claro que puede, por eso te apanica la idea! Ante situaciones que amenazan su vida o su seguridad, claro que necesitas hacérselos saber. La clave aquí está en el “cómo”
Y el cómo es no haciendo una historia de terrror como mi abuela que me hizo verme asesinada con piquetes de abeja, simplemente es pedirles que se queden cerca porque pueden ponerse en riesgo. "Mi amor, quédate cerca de mi porque no me gusta no saber donde estás” “Pablo, si te desapareces de mi lado no sé si estás perdido o si estás viendo otra cosa. Si quieres ver alguna cosa, ven a decirme y la vemos juntos".
No se trata sólo de decirles que si no te hacen caso porque morirán y el mundo como lo conocemos dejará de existir. Se trata de pedirles lo que SI quieres que hagan: "dime y te acompaño" Si te das cuenta, el punto clave es darles conductas alternativas.
"Por favor, acuérdate que los coches pueden venir de ambos lados de la calle, necesitas voltear a los dos lados antes de cruzar la calle siempre" Breve, conciso y sin miedo. Al final es una instrucción que posiblemente le está salvando la vida, así que no caben las opiniones o el "mundo rosa". Puede pasar algo malo, así que no lo vamos a disfrazar, pero tampoco ser terroristas.
Este artículo fue mucho más largo que de costumbre, pero le debía algo más explicativo a Montse, y estoy segura que para ti también es más claro cuando uso más ejemplos que teorías.
No olvides que si tienes algún comentario o duda específico sobre el miedo tuyo o de tus hijos, no dudes en escribirme a contacto@descubrecg.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario