El Bullying: ¿Cómo llegamos hasta aquí?
Una vez, en un Congreso, le escuché decir a un expositor que el bullying era tan antiguo como Caín y Abel. Me dio risa (como a todos los presentes) pero casi de inmediato pensé “no, esto no es lo mismo”. Y el tiempo me ha dado la razón. Las dimensiones que el abuso entre pares ha alcanzado se han salido de toda proporción. Todos en este país estamos “tocados” con la noticia de hace unas semanas de un pequeño que fue abusado hasta perder la vida. Y como mi intención nunca es ni amarilla ni depresiva, no me concentraré en el problema sino en cómo lo resolvemos.
Algunas consideraciones importantes sobre el Bullying
El bullying es agresión: en formas directas o indirectas, en diferentes ámbitos de vida de los niños y adolescentes: su cuerpo, su personalidad, su manera de hablar, de verse, de opinar, sus cosas… cuando quieres lastimar a alguien, por extensión puedes hacerlo al dañar sus cosas o lo que él quiere, como su familia, amigos o pareja.
El bullying suele ser la triangulación de algún abuso que el bully está padeciendo y que desquita con alguien que “ni la debe ni la teme”. Escuchaba a Emilio Chuayffet hablar sobre este caso que te platicaba, y decía que “el bullying no está en la escuela, sino en la casa”. Y con todos los bemoles que ese comentario tenga, lo cierto es que si: si en casa existe un elemento de agresión, seguramente se “revivirá” en la escuela, en las actividades deportivas, en donde sea que la persona agredida esté.
El bullying, por ocurrir entre “pares”, es doblemente difícil de denunciar. Cuando abusa de ti una autoridad, te vas a quejar con su jefe, con la instancia correspondiente, pero cuando abusa de ti tu hermano, muy lind@ te verás yendo a acusarlo con tu mamá. Lo mismo le pasa a los niños, piensan “¿Cómo es posible que no pueda defenderme de uno que es igual a mi? Algo está mal conmigo” y van yendo para abajo, se van volviendo callados y comprando el papel de que están mal, no son valientes y hasta que “se lo merecen”.
¿Cómo se llega a un abuso excesivo? ¿Y cómo se evita?
Hay ciertas conductas de agresión disfrazada que permitimos como adultos y que si no frenamos, empiezan a crecer exponencialmente, llegando a una magnitud que ya no podemos parar cuando nos damos cuenta. Revisa estos puntos y no los permitas:
Hay ciertas conductas de agresión disfrazada que permitimos como adultos y que si no frenamos, empiezan a crecer exponencialmente, llegando a una magnitud que ya no podemos parar cuando nos damos cuenta. Revisa estos puntos y no los permitas:
- “Zapes” o juegos que puede que te den risa pero que terminen con un golpe en otra persona.
- Apodos que, por su esencia, sean molestos para quien los recibe, aunque la persona en particular no esté expresando disgusto.
- Hablar constantemente con sus amig@s o herman@s sobre cierto compañero y lo desesperante, teto, tonto, o imbécil que es.
- Otro punto importante: los insultos, como arriba, van subiendo de nivel al referirse a alguien que está siendo abusado.
- A propósito decidir no invitar a alguien por motivos que no puede sostener, sólo porque no le cae bien (puede ser foco rojo de un niño abusado que no quiere invitar a su abusador)
- Que, con frecuencia, en tu casa aparezcan cosas de otro niño (suele ser el mismo) porque se las quitaron o escondieron.
- Que de pronto tu hijo tenga dinero que no le diste o que pida más dinero porque se lo quitan (no dirá por qué)
- Tu hijo ya no quiere ir a la escuela, y si no te lo dice, de pronto se enferma sobre todo cuando es para ir a la escuela. Puede vomitar o darle fiebre.
Ojo Papás
Muchos papás tienen tanto miedo de que abusen de sus hijos, que absurdamente y con un poco de desesperación (que entiendo pero no se justifica), les piden que ellos sean los que den el primer golpe, no se dan cuenta de que están mandando el mensaje de “si se te presenta algo que no te guste, resuélvelo con golpes”. Y así, de manera inconsciente por buscar proteger a su hijo, están formando a un agresor en potencia.
¿Entonces cómo si?
Esta es la regla de oro: Cero tolerancia a generar agresión, 100% antenas para detectarla.
No puedes tenerlo en una caja de cristal pero tampoco puedes exponerlo a una realidad agresiva para que aprenda a defenderse. La manera correcta es hablar del tema, que te cuente sobre sus amigos, sobre sus juegos, a qué juega, qué tanto contacto físico tiene al jugar, si hay alguien que especialmente le cae mal o lo molesta, si sus amigos y él o ella suelen burlarse de alguien más, si tiene apodos para alguien, si al hablar de alguien te cuenta que es “tonta” o “imbécil”.
Y cuando detectes una bandera roja, hablar con él o ella para pedirle que trate a la gente como alguien que merece respeto, por muy “imbécil” que sea, y que de no ser así, va a tener una consecuencia. Es la regla básica de los derechos humanos: todos tenemos derecho a que se respete nuestra individualidad. Puede no gustarte como soy pero no tienes que agredirme por eso. Eso es lo simple, eso es lo que a los niños les hace más sentido porque son filósofos natos: por existir se merece respeto.
Las conversaciones “casuales” son oro molido, Papá Descubre! Los niños (los adolescentes no tanto porque ya no te cuentan como los pequeños pero de todos modos cuentan si sabes cómo preguntar) te cuentan sobre su día y salen comentarios sobre lo que sienten acerca de alguien o de alguna situación. Utilízalos para educar, para poner reglas, para pedir que pare una situación o para intervenir en la escuela si es que tu hij@ es la víctima.
No tengas miedo de que alguien abuse de tu hijo: si le enseñas a exigir respeto y a tener una buena comunicación contigo sabiendo que no lo vas a regañar por no reaccionar “como debía”, estás del otro lado y podrás saberlo para poder intervenir a tiempo.
Si algo te brincó al leer este artículo, escríbeme. No dejes pasar mucho tiempo porque la bola de nieve se te sale de control de un momento a otro.
Muchos papás tienen tanto miedo de que abusen de sus hijos, que absurdamente y con un poco de desesperación (que entiendo pero no se justifica), les piden que ellos sean los que den el primer golpe, no se dan cuenta de que están mandando el mensaje de “si se te presenta algo que no te guste, resuélvelo con golpes”. Y así, de manera inconsciente por buscar proteger a su hijo, están formando a un agresor en potencia.
¿Entonces cómo si?
Esta es la regla de oro: Cero tolerancia a generar agresión, 100% antenas para detectarla.
No puedes tenerlo en una caja de cristal pero tampoco puedes exponerlo a una realidad agresiva para que aprenda a defenderse. La manera correcta es hablar del tema, que te cuente sobre sus amigos, sobre sus juegos, a qué juega, qué tanto contacto físico tiene al jugar, si hay alguien que especialmente le cae mal o lo molesta, si sus amigos y él o ella suelen burlarse de alguien más, si tiene apodos para alguien, si al hablar de alguien te cuenta que es “tonta” o “imbécil”.
Y cuando detectes una bandera roja, hablar con él o ella para pedirle que trate a la gente como alguien que merece respeto, por muy “imbécil” que sea, y que de no ser así, va a tener una consecuencia. Es la regla básica de los derechos humanos: todos tenemos derecho a que se respete nuestra individualidad. Puede no gustarte como soy pero no tienes que agredirme por eso. Eso es lo simple, eso es lo que a los niños les hace más sentido porque son filósofos natos: por existir se merece respeto.
Las conversaciones “casuales” son oro molido, Papá Descubre! Los niños (los adolescentes no tanto porque ya no te cuentan como los pequeños pero de todos modos cuentan si sabes cómo preguntar) te cuentan sobre su día y salen comentarios sobre lo que sienten acerca de alguien o de alguna situación. Utilízalos para educar, para poner reglas, para pedir que pare una situación o para intervenir en la escuela si es que tu hij@ es la víctima.
No tengas miedo de que alguien abuse de tu hijo: si le enseñas a exigir respeto y a tener una buena comunicación contigo sabiendo que no lo vas a regañar por no reaccionar “como debía”, estás del otro lado y podrás saberlo para poder intervenir a tiempo.
Si algo te brincó al leer este artículo, escríbeme. No dejes pasar mucho tiempo porque la bola de nieve se te sale de control de un momento a otro.
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