Las maravillas del deporte
El mundial. Un evento que viven, aún quienes no son deportistas… simplemente porque está en todos lados. Y con el gusto de saber que México calificó para la siguiente ronda, tenemos el pretexto perfecto para hablar del deporte y de los beneficios que tiene para tu hijo.
En Descubre tenemos una visión integral del ser humano y es por eso que vemos todo lo que hacen las personas desde todos los ámbitos, y el deporte no es la excepción, por eso te dejamos cómo afecta el deporte en lo físico, lo emocional y lo social:
Beneficios físicos
- Favorece el metabolismo: si lo practican con regularidad (2-4 horas a la semana), les ayudará a mantener un peso correcto, buenos niveles de presión y cardiacos en general.
- Mejora la resistencia cardiorrespiratoria: cuando nuestro organismo realiza actividades que requieren un esfuerzo muscular prolongado, el corazón y los pulmones necesitan adaptarse y asegurar que la sangre se reparta adecuadamente para que nuestro organismo se recupere del esfuerzo realizado.
- Más fuerza: tanto en músculos como en huesos, hacer ejercicio los ayuda a asimilar mejor el calcio y los nutrientes que necesitan para favorecer su crecimiento.
- Más flexibilidad: su cuerpo se va acostumbrando “estirarse” sin dolor, lo que les ayudará a amortiguar un poco el dolor de músculos y articulaciones al crecer.
- Mayor coordinación: si tu hijo es “torpe motrizmente”, seguramente los deportes son un suplicio para él porque está haciendo algo para lo que no es bueno pero la idea que debes “venderle” es que sólo si practica de alguna manera, podrá hacerse más hábil y coordinado.
Beneficios emocionales
- Reduce la ansiedad y el estrés: muchas veces, tu hijo está tenso o nervioso por algo y esa energía acumulada, si no saca de alguna manera, se convierte en estrés. Hacer ejercicio le ayuda a tener un espacio para gastar esa energía y estar tranquilo y descansar bien.
- Aumenta su autoconfianza: si te caes a la primera, a la segunda pero a la tercera lo logras, aprendes que te va a costar pero que puedes lograrlo si te lo propones. Esta idea sube la autoestima de una manera que pocas cosas pueden igualar: saber que puedes.
- Fomenta la tolerancia a la frustración: ese punto de antes donde te digo que lo intentas a la primera, a la segunda… hay niños que lo intentan por dos o tres meses y aún así no logran los resultados que esperarían en su mente. Es la mejor oportunidad para recordarles que deben practicar y no desesperarse. Esta frustración es de las más fructíferas porque, cuando finalmente logras tu objetivo, es triplemente satisfactorio.
Beneficios sociales
- Pone el escenario para hacer nuevos amigos: sobre todo en los niños hombres, es mucho más sencillo socializar con un pretexto “deportivo” que ir directamente a pedir: “¿puedo jugar contigo?”. Brindarle a tu hijo un escenario para convivir con personas de su edad, interesadas en lo mismo que él y en hábitos sanos como el deporte.
- Enseña a trabajar en equipo: una de las cosas que más recomiendo a las mamás y papás con hijos tímidos o introvertidos es que los inscriban a un deporte grupal como el fútbol, basquet, volley… cualquier deporte que se juegue en grupo. Una mamá me lo decía con mucho tino: nada te une más con tus compañeros que festejar un gol.
Beneficios para su personalidad
El deporte los hace adquirir habilidades y hábitos muy valiosos que pueden aplicar en otras áreas de su vida:
El deporte los hace adquirir habilidades y hábitos muy valiosos que pueden aplicar en otras áreas de su vida:
- Ser activos: en lo físico pero también en lo mental, en lo social, el deporte les mete esa “cosquilla” de estarse moviendo para probarse buenos en distintos ámbitos.
- Orden y autogestión: un niño que tiene que presentar exámenes y que tiene entrenamientos tres veces por semana, tiene que ir aprendiendo a manejar sus horas para que le de tiempo de hacerlo todo. Estudios han comprobado que los niños que practican un deporte con regularidad tienden a ser más exitosos académicamente porque deben cumplir satisfactoriamente con varias obligaciones y van creando estrategias diferentes a los “no deportistas”
- Orientados a resultados: el deporte enseña a los niños a fijarse metas. Es tu trabajo como papá ayudarle a que esas metas sean realistas, alcanzables y medibles, de lo contrario será una cuestión de frustración destinada a fracasar desde el principio.
- Pensamiento estratégico y liderazgo: estas habilidades se miden en las grandes organizaciones para determinar si los empleados son “personal clave”, si desde ahora le ayudas a entender que el deporte que practica no solamente es meter goles o canastas sino analizar la jugada, al equipo contrario, al propio equipo, y dar palabras de ánimo si hacen falta… felicidades, estás formando un pequeño líder que no se da cuenta de ello pero que lo está aprendiendo “sin querer”.
¿Cómo se llega a un abuso excesivo? ¿Y cómo se evita?
Hay ciertas conductas de agresión disfrazada que permitimos como adultos y que si no frenamos, empiezan a crecer exponencialmente, llegando a una magnitud que ya no podemos parar cuando nos damos cuenta. Revisa estos puntos y no los permitas:
Hay ciertas conductas de agresión disfrazada que permitimos como adultos y que si no frenamos, empiezan a crecer exponencialmente, llegando a una magnitud que ya no podemos parar cuando nos damos cuenta. Revisa estos puntos y no los permitas:
- “Zapes” o juegos que puede que te den risa pero que terminen con un golpe en otra persona.
- Apodos que, por su esencia, sean molestos para quien los recibe, aunque la persona en particular no esté expresando disgusto.
- Hablar constantemente con sus amig@s o herman@s sobre cierto compañero y lo desesperante, teto, tonto, o imbécil que es.
- Otro punto importante: los insultos, como arriba, van subiendo de nivel al referirse a alguien que está siendo abusado.
- A propósito decidir no invitar a alguien por motivos que no puede sostener, sólo porque no le cae bien (puede ser foco rojo de un niño abusado que no quiere invitar a su abusador)
- Que, con frecuencia, en tu casa aparezcan cosas de otro niño (suele ser el mismo) porque se las quitaron o escondieron.
- Que de pronto tu hijo tenga dinero que no le diste o que pida más dinero porque se lo quitan (no dirá por qué)
- Tu hijo ya no quiere ir a la escuela, y si no te lo dice, de pronto se enferma sobre todo cuando es para ir a la escuela. Puede vomitar o darle fiebre.
Ojo Papás
Muchos papás tienen tanto miedo de que abusen de sus hijos, que absurdamente y con un poco de desesperación (que entiendo pero no se justifica), les piden que ellos sean los que den el primer golpe, no se dan cuenta de que están mandando el mensaje de “si se te presenta algo que no te guste, resuélvelo con golpes”. Y así, de manera inconsciente por buscar proteger a su hijo, están formando a un agresor en potencia.
¿Entonces cómo si?
Esta es la regla de oro: Cero tolerancia a generar agresión, 100% antenas para detectarla.
No puedes tenerlo en una caja de cristal pero tampoco puedes exponerlo a una realidad agresiva para que aprenda a defenderse. La manera correcta es hablar del tema, que te cuente sobre sus amigos, sobre sus juegos, a qué juega, qué tanto contacto físico tiene al jugar, si hay alguien que especialmente le cae mal o lo molesta, si sus amigos y él o ella suelen burlarse de alguien más, si tiene apodos para alguien, si al hablar de alguien te cuenta que es “tonta” o “imbécil”.
Y cuando detectes una bandera roja, hablar con él o ella para pedirle que trate a la gente como alguien que merece respeto, por muy “imbécil” que sea, y que de no ser así, va a tener una consecuencia. Es la regla básica de los derechos humanos: todos tenemos derecho a que se respete nuestra individualidad. Puede no gustarte como soy pero no tienes que agredirme por eso. Eso es lo simple, eso es lo que a los niños les hace más sentido porque son filósofos natos: por existir se merece respeto.
Las conversaciones “casuales” son oro molido, Papá Descubre! Los niños (los adolescentes no tanto porque ya no te cuentan como los pequeños pero de todos modos cuentan si sabes cómo preguntar) te cuentan sobre su día y salen comentarios sobre lo que sienten acerca de alguien o de alguna situación. Utilízalos para educar, para poner reglas, para pedir que pare una situación o para intervenir en la escuela si es que tu hij@ es la víctima.
No tengas miedo de que alguien abuse de tu hijo: si le enseñas a exigir respeto y a tener una buena comunicación contigo sabiendo que no lo vas a regañar por no reaccionar “como debía”, estás del otro lado y podrás saberlo para poder intervenir a tiempo.
Si algo te brincó al leer este artículo, escríbeme. No dejes pasar mucho tiempo porque la bola de nieve se te sale de control de un momento a otro.
Muchos papás tienen tanto miedo de que abusen de sus hijos, que absurdamente y con un poco de desesperación (que entiendo pero no se justifica), les piden que ellos sean los que den el primer golpe, no se dan cuenta de que están mandando el mensaje de “si se te presenta algo que no te guste, resuélvelo con golpes”. Y así, de manera inconsciente por buscar proteger a su hijo, están formando a un agresor en potencia.
¿Entonces cómo si?
Esta es la regla de oro: Cero tolerancia a generar agresión, 100% antenas para detectarla.
No puedes tenerlo en una caja de cristal pero tampoco puedes exponerlo a una realidad agresiva para que aprenda a defenderse. La manera correcta es hablar del tema, que te cuente sobre sus amigos, sobre sus juegos, a qué juega, qué tanto contacto físico tiene al jugar, si hay alguien que especialmente le cae mal o lo molesta, si sus amigos y él o ella suelen burlarse de alguien más, si tiene apodos para alguien, si al hablar de alguien te cuenta que es “tonta” o “imbécil”.
Y cuando detectes una bandera roja, hablar con él o ella para pedirle que trate a la gente como alguien que merece respeto, por muy “imbécil” que sea, y que de no ser así, va a tener una consecuencia. Es la regla básica de los derechos humanos: todos tenemos derecho a que se respete nuestra individualidad. Puede no gustarte como soy pero no tienes que agredirme por eso. Eso es lo simple, eso es lo que a los niños les hace más sentido porque son filósofos natos: por existir se merece respeto.
Las conversaciones “casuales” son oro molido, Papá Descubre! Los niños (los adolescentes no tanto porque ya no te cuentan como los pequeños pero de todos modos cuentan si sabes cómo preguntar) te cuentan sobre su día y salen comentarios sobre lo que sienten acerca de alguien o de alguna situación. Utilízalos para educar, para poner reglas, para pedir que pare una situación o para intervenir en la escuela si es que tu hij@ es la víctima.
No tengas miedo de que alguien abuse de tu hijo: si le enseñas a exigir respeto y a tener una buena comunicación contigo sabiendo que no lo vas a regañar por no reaccionar “como debía”, estás del otro lado y podrás saberlo para poder intervenir a tiempo.
Si algo te brincó al leer este artículo, escríbeme. No dejes pasar mucho tiempo porque la bola de nieve se te sale de control de un momento a otro.
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