diciembre 08, 2014

Los beneficios de la capacidad de asombro


¿Te acuerdas cuando fue la última vez que GENUINAMENTE te sorprendiste? No el “órale/wow/qué padre, qué interesante!” que sueltas casual en una conversación con alguien que quieres quedar bien. Ni hablo de esa “sorpresa”. Hablo de la real, de cuando algo te quitó el aliento, de cuando lloraste de emoción, de cuando aprendiste algo nuevo que te aclaró muchas dudas sobre algún tema…

¿Recuerdas la sensación?
Es que asombrarse no sólo se trata de poner cara de caricatura que se le salen los ojos, no se trata de “sentir mucho”, se trata de tu corazón y tu cabeza encontrando la respuesta a una pregunta que llevabas mucho tiempo haciéndote o que te toma por sorpresa por su trascendencia.

La capacidad de asombro es la habilidad que tenemos los seres humanos de sentir una gran admiración por algo o alguien. ¿Ya vas viendo por donde voy? Admirar a algo o alguien.

Y ¿Qué tiene de bueno admirar?
En la sociedad en la que vivimos es más común buscar ser admirados por algo que admirar a otros. Por muchos motivos: porque cada vez es más difícil encontrar personas para admirar y porque cada vez penetra más en nosotros el deseo de reconocimiento, somos tantos haciendo tantas cosas que de alguna manera debemos destacar y llamar la atención.

Pero hoy te quiero hablar de los beneficios que tiene “admirar” o “asombrarte”:

Cuando desarrollas la habilidad de admirar algo:
  1. Estás abierto. Así como tus ojos, tus oídos… tus sentidos, que reciben ese componente asombroso… tu mente se mantiene abierta para captar todo lo que sea digno de maravillarse. No eres una persona cerrada, cuadrada o que quiere que todo sea a su modo sino que tienes la capacidad de notar lo bello o lo bueno
  2. Desarrollas la humildad. Y no porque la grandeza o belleza de otras cosas te haga sentir pequeño, sino porque te das cuenta y aceptas que hay algo más allá de ti, un mundo impresionante, digno de atención y de reconocimiento.
  3. Ejercitas el “pensar en el otro”, lo contrario al egoísmo. Estar al tanto de lo bueno y lo bello que tienen otros te lleva a no estar concentrado únicamente en ti y tus logros y fracasos. Por cierto, cuando eres capaz de aceptar que no eres el único que merece reconocimiento, también empieza a desaparecer tu envidia, ya no la sientes porque no “tienes que tenerlo todo”.
  4. Permaneces alegre más tiempo porque encuentras con frecuencia motivos para estarlo. Ya que acostumbraste a tus sentidos a percibir la belleza y de un atardecer o de la risa de un bebé, es como si pusieras en automático tu asombrómetro, y empezaras a pescar motivos para ser feliz ¿no es eso lo que queremos todos?
  5. Te motivas. Cuando encuentras algo sorprendente o asombroso de manera sistemática, con cierta frecuencia e intensidad, tu cerebro empieza a acostumbrarse a sentirse motivado y a libertar endorfinas y serotonina, hormonas indispensables para mantener nuestro estado de ánimo alto.

¿Cómo ves?
¡Te conviene maravillarte! Es bueno para la salud y para el alma.
Una mente abierta no sólo se maravilla, sino que empieza a entender otros puntos de vista, una persona humilde y generosa es un gran candidato a ser un excelente amigo, y una persona feliz y motivada es lo que todos queremos conseguir… y si eres papá... pues todo eso es lo que educarás, sólo con aprender a abrir los ojos, y terminaré citando a un famoso y amado personaje:


No hay comentarios:

Publicar un comentario