Resiliencia
2. f. Mec.
Capacidad de un material elástico para absorber y almacenar energía de deformación.(*)
Hace ya varios años el concepto de “resiliencia” se hizo extremadamente popular en la comunidad psicológica y de desarrollo humano en general, tanto que el propio diccionario de la lengua española define en primer lugar su acepción psicológica:
1. f. Psicol.
Capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas.(*)
Y para explicarlo, utilizaré el primer concepto: un material elástico. Piensa en un resorte o en una liga. Son materiales que “dan de sí”, que no se rompen a la primera si los comprimes o los estiras.
Los seres humanos vivimos experiencias de todo tipo, somos como un cuadro de Dalí, donde de pronto las cosas en su conjunto parecen no tener mucha relación pero cuando las miramos fijamente, por separado, aprendiendo lo que esa experiencia nos quiere enseñar, quedamos maravillados porque no habíamos visto lo que estaba frente a nosotros todo el tiempo… y que no era tan malo como pensábamos.
Resulta que, cada vez que sufrimos, sentimos dolor, lloramos, perdemos algo, tenemos la oportunidad de estirarnos un poco. De subir un escalón más en el camino hacia conocernos, entender lo que duele, por qué duele, cómo hacemos para que no sea una experiencia que pase desapercibida sino que sea una oportunidad para aprender, para crecer, para ser mejores.
Como personas tenemos que aprender mucho a poder hacer eso: sacar de lo malo, lo triste, lo feo… algo bueno, constructivo, de aprendizaje. Y como papás, la tarea es un poco más compleja porque se trata de enseñarles a tus hijos a hacer lo mismo. Te dejo algunas recomendaciones para ejercitar su resiliencia:
Refuerza todos los días tu habilidad para ser un papá que se exige lo mejor y que se siente orgulloso de sus errores porque lo han llevado a éxitos y satisfacciones mayores. Si haces eso con frecuencia, tu hijo aprenderá, naturalmente, que la vida se trata de ir “de puntitas”
*www.rae.es
2. f. Mec.
Capacidad de un material elástico para absorber y almacenar energía de deformación.(*)
Hace ya varios años el concepto de “resiliencia” se hizo extremadamente popular en la comunidad psicológica y de desarrollo humano en general, tanto que el propio diccionario de la lengua española define en primer lugar su acepción psicológica:
1. f. Psicol.
Capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas.(*)
Y para explicarlo, utilizaré el primer concepto: un material elástico. Piensa en un resorte o en una liga. Son materiales que “dan de sí”, que no se rompen a la primera si los comprimes o los estiras.
Los seres humanos vivimos experiencias de todo tipo, somos como un cuadro de Dalí, donde de pronto las cosas en su conjunto parecen no tener mucha relación pero cuando las miramos fijamente, por separado, aprendiendo lo que esa experiencia nos quiere enseñar, quedamos maravillados porque no habíamos visto lo que estaba frente a nosotros todo el tiempo… y que no era tan malo como pensábamos.
Resulta que, cada vez que sufrimos, sentimos dolor, lloramos, perdemos algo, tenemos la oportunidad de estirarnos un poco. De subir un escalón más en el camino hacia conocernos, entender lo que duele, por qué duele, cómo hacemos para que no sea una experiencia que pase desapercibida sino que sea una oportunidad para aprender, para crecer, para ser mejores.
Como personas tenemos que aprender mucho a poder hacer eso: sacar de lo malo, lo triste, lo feo… algo bueno, constructivo, de aprendizaje. Y como papás, la tarea es un poco más compleja porque se trata de enseñarles a tus hijos a hacer lo mismo. Te dejo algunas recomendaciones para ejercitar su resiliencia:
- No niegues lo malo que les pasa, acéptalo y empodéralo para que no se quede en la tristeza sino que salga a resolverla. Di “qué mal, qué feo que te paso eso, ¿cómo lo vas a arreglar?”
- No minimices las situaciones. Muchas veces los papás por evitar que sus hijos lloren o hagan berrinche, dicen cosas como “ya encontrarás otro amigo” “eso no es para llorar” “no es para tanto” y en vez de ayudarle a su hijo a superar el tema, lo bloquean.
- Enséñale que tú también sientes feo, te duele, estás triste. Eso no te va a hacer débil, te va a hacer humano y te permitirá enseñarles cómo se viven las emociones negativas y sobre todo, cómo se sale de ellas con aprendizajes y cosas buenas.
- Observa sus cambios de humor. Pregúntale por qué está triste, qué le pasa, con quién se peleó. Escúchalo. No le des una solución, sólo deja que te cuente, que se desahogue. Vive con él su emoción y luego deja que te diga si quiere tu consejo.
- Si ves que está obsesionándose con una idea destructiva: no ganó el concurso, la niña que le gusta no le hace caso, Miguel es mejor que él en deportes… pídele que la deje descansar un rato, y que piense en la solución y no el problema.
Refuerza todos los días tu habilidad para ser un papá que se exige lo mejor y que se siente orgulloso de sus errores porque lo han llevado a éxitos y satisfacciones mayores. Si haces eso con frecuencia, tu hijo aprenderá, naturalmente, que la vida se trata de ir “de puntitas”
*www.rae.es
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