diciembre 08, 2014

Un poco de hambre y un poco de frío...



A veces siento… que mi abuela me da de más

Esa frase, de labios de un adolescente, me impactó mucho. Sobre todo porque los papás (y los abuelos también) están intentando todo el tiempo darle a sus hijos todo lo que pueden para que no les falte nada, pensando que así serán más felices. Así que el tema de hoy pretende acabar con el mito de dar “todo lo que puedan”, porque a la larga, resulta contraproducente.

Me gustaría hablarte sobre el Principio de Subsidiariedad. Es un principio que establece que la mejor manera de crecer en una relación entre dos partes con posibilidades inequitativas (como la de un país de primer mundo con uno en vías de desarrollo, una persona sin problemas de movilidad y una discapacitada… o un papá y un hijo) consiste en que el más fuerte haga sólo lo suficiente y el más débil haga todo lo necesario.

Por favor piénsalo por un minuto.
Piensa cuantas cosas haces tú, poniendo tu mejor esfuerzo, y con ello le quitas a tu hijo la oportunidad de aprenderlo por sí mismo
Piensa cuantas oportunidades adversas le presenta la vida a tu hij@ y tú resuelves, quitándole la capacidad de resolver por sí mismo
Piensa cuantas veces le das la respuesta que conoces perfectamente, quitándole la oportunidad de descubrirla por sí mismo…
Y con todas esas oportunidades, le quitas la satisfacción de saber que puede superar crisis y rescatarse a sí mismo.

¿Cómo aplicar este principio para evitar “darle de más”?
  • Dale tareas simples pero constantes. Dependiendo de la edad puede ser tender su cama, lavar su plato, asear al perro, poner la mesa… hábitos cotidianos, responsabilidades únicas suyas (que si él no hace, nadie hace) para que entienda la trascendencia de sus acciones en otras personas.
  • Evita darle todas las respuestas. Muérdete la lengua la próxima vez que te pregunte algo de juicio como “mamá, ¿por qué Juan le escondió su estuche a Pablo?” y en lugar de responderle “porque es grosero”, pregúntale de nuevo: ¿tú por qué crees? Y lleguen junt@s a una conclusión. Es mucho más satisfactorio que aprenderte la respuesta de tu mamá.
  • Dale oportunidades para trabajar para conseguir lo que quiere. No le digas que si a todo, aunque puedas. Dile que si “pero…” y pídele algo que lo haga mejor en algún ámbito de su personalidad. “condiciona” lo que le das gratuitamente, y así cuando lo obtenga lo disfrutará mucho más porque hizo algo, porque le costó conseguirlo… y lo que cuesta, se valora.
  • Aprovecha las oportunidades de frustración, momentos en que los demás no quieran hacer lo que él dice (hermanos, primos o amigos), y enséñalo a negociar para que todos queden contentos. La negociación y comunicación asertiva son dos competencias muy valoradas en las organizaciones, ¿habías pensado que estás educando su personalidad como empleado e incluso como Jefe de otros?
  • Cuando te parezca que su comportamiento o sus palabras no fueron correctos, búscalo antes de terminar el día y pídele que te diga qué haría diferente para que lo que hizo fuera más agradable, más comprensivo… mejor. Enséñalo a aprender de sus errores.

Podría extenderme mucho hablando de las causas por las que los papás toman esta actitud de ”resolvedores” pero no es el tema. Lo importante es que te convenzas de que tu mejor papel como papá no es darle todo lo que puedes, sino solamente lo que necesitan. Y sé que te estoy pidiendo un gran esfuerzo (sobre todo si eres papá y no mamá porque parecieras genéticamente preparado para darle toda la familia de muñecas aunque ella sólo haya pedido a la bebé), pero tu labor será mucho más eficiente y mucho más rica para ti y para tu familia en la medida en la que hagas a tu hijo consciente de su propia grandeza.

Ficha resumen



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